INTERNALMAN

Otra que la tía de Spiderman

Fuentes confiables aseguran que en ciertos círculos sociales, tales como la peluquería del barrio de mi madre, se dice que me dedico a la publicidad. Los voceros afirman que es mi propia progenitora quien lo afirma, y además dicen tener testigos que la escucharon en el local de Selva -la peluquera- ante el selecto círculo de clientas que se hace tintura los viernes. Las mismas fuentes que dejan entrever que mi madre cada vez que va al salón de belleza oculta sus canas y mi vocación, también dicen que ella cree que la comunicación interna es poco importante. Lo dudo.

Quizás sea verdad que mi madre dice publicidad, pero como la conozco desde que nací -incluso desde antes, pero como comunicador no puedo mentir y debo decir que no me acuerdo mucho de aquellos meses- dudo seriamente del móvil que se le adjudica. En su defensa diré que la comprendo, como comprendo también a las malas lenguas que ignoran el trasfondo del tema. La clientela de la peluquería se confunde porque los dos hijos de Selva estudiaron grandes carreras… no como otros. Carlos, el mayor, es ingeniero y dirige una fábrica, mientras que el Chiche, tres años menor, es economista y subgerente en un banco multinacional. Lo que no saben en el barrio es por qué hoy la fábrica y el banco tienen tantos problemas y el verdadero trabajo que hace el hijo de mi madre -o sea yo- crece en oportunidades.

La señora gordita del chalet de la vuelta conjetura que Carlitos y el Chiche se ven afectados por la lenta recuperación de la Eurozona. Pero Zulma, de la sección enjuague, le dice que es la burbuja inmobiliaria la que afectó a todos, incluyendo a Selva: antes se hacían más lavados con cada corte. Por su parte la chica de las manos -como le dice mi madre a la manicure– afirma que el tema es el producto bruto interno. Y agrega que hoy solo crecen en PIB unas pocas naciones asiáticas o algunos países africanos. A lo que Selva responde que el problema es el gobierno nacional, porque ¡hay que ver el crecimiento sostenido de Perú y Chile en la última década! Y una vieja clienta de rulos renegridos, que desde hace una semana es juvenilmente lacia y rubia, agrega que lo de Perú no será nada al lado del crecimiento que mostrará Paraguay para 2020.

Todas parecen expertas en macroeconomía y dicen saber por qué a Selva, a Carlitos y al Chiche hoy no les está yendo tan bien como antes. Pero la única que sabe la verdad es mi madre. Sin embargo calla. Calla para no alardear. Sabe que la solución a toda crisis es la comunicación interna. Pero en vez de opinar como sabihonda, solo dice que su hijo es publicista. Algunas le dirán mentirosa, sí, pero no conocen su cruzada. Ella dice “publicidad” en vez de “comunicación interna” como Alfred dice “Joven Bruno” en vez de “Batman”, o la Tía May “Peter Parker” en vez de “Hombre Araña”. Es un acto de amor, de humildad, de protección. Mi madre sabe que aunque Grecia pague la deuda, aunque Wall Street no especule con inmuebles y aunque China deje de tener mano de obra barata, lo que necesita el banco del Chiche es una buena comunicación interna. Lo mismo que la fábrica de Carlos y la peluquería de Selva. Eso es una madre, señoras. Qué digo una madre, ¡una súper-madre! …Otra que la tía de Spiderman.

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