En la Roma de la segunda posguerra conseguir un trabajo era alcanzar el éxito. Antonio Ricci, un desocupado más entre miles, consigue trabajo pegando carteles gracias a que pudo comprarse una bicicleta para transportarse de un lado a otro de la ciudad. Pero desafortunadamente, el primer día de trabajo se la roban.
El neorrealismo italiano logra en este filme un ejemplo de comunicación que ha trascendido culturas y generaciones. Actores que nos son actores y angulaciones de cámara que relatan de manera única, comunican magistralmente el deseo de un hombre que todo lo que quiere en la vida es trabajar.