El tono en la conversación escrita
Leemos a Borges, a García Márquez, a Saramago, y llega a nosotros un mensaje cuidado, profundo, completo. Pocas palabras -que implican años de escritura- hacen que “escuchemos” todo lo que quieren comunicarnos.
Leemos un correo, un chat, un mensaje de texto, y llega a nosotros un mensaje veloz, superfluo, incompleto. Pocas palabras -que implican segundos de escritura- ya no se pueden “escuchar” con la misma fidelidad.
En el mundo laboral actual, esta situación genera muchos problemas. Cuando todas las conversaciones se escriben, la comunicación interna baja notablemente en su calidad. Salvo que quien escriba sea Borges, García Márquez o Saramago.
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