La comunicación es tal vez una de las instancias más importantes que tiene el ser humano de construirse en lo social y personal, la teoría de Manuel Tessi lo propone en todas sus facetas y la investigación lo corrobora en cada respuesta que un trabajador (una persona) entrega. Las personas quieren ser escuchadas, esa es una máxima de la vida: es muy frustrante querer decir algo en un grupo y que nadie abra sus sentidos a esa emisión que queremos generar: desde un chiste, hasta la más profunda reflexión.
En las investigaciones laborales que realizamos en 1A, hay un par de constantes, y es la urgencia que tienen las personas de ser escuchadas, y el valor que ganan las organizaciones cuando ésta escucha a sus trabajadores y acoge las ideas que ellos tienen para solucionar los problemas. Algo saben en Toyota al respecto y les valió un avance sustancial en su desarrollo organizacional y productivo en los años 60. Volkswagen Argentina también lo refrenda en la propia experiencia de 1A, un caso que probablemente todos quienes siguen las redes o los medios donde estamos presentes ya han conocido.
Mi constante visita como consultor a escuchar a los trabajadores durante siete años ha sido señera. Trabajadores de los sectores bancarios, energéticos, de construcción, telecomunicaciones, de servicios mineros generales y minería en particular; desde personas formadas en el trabajo y sin estudios, hasta profesionales, y tanto de Chile como Perú ofrecen una perspectiva que no deja lugar a dudas:
Los trabajadores tienen una voz
que clama a los vientos
por ser escuchada
Pero más que eso, se trata de un imperativo de los trabajadores, que ven en el diálogo una oportunidad real y concreta de ser un aporte en sus organizaciones, pues su relación directa con la producción, con la contingencia diaria de mover técnicamente la maquinaria compleja que es una empresa, reporta un conocimiento vivo, en permanente gestación. Ese espíritu en modelamiento constante es la residencia del valor del trabajo que tantas pasiones ha generado desde Marx en adelante; allí está la mitad de la esencia del Modelo 2S (Sentido y Salario). Esa es la instancia donde el aporte de los trabajadores se eleva al máximo, porque se genera valor.
Si no existe una instancia donde ese aprendizaje pueda ser puesto en común con quienes se trabaja, si no se puede implementar o al menos tratar de implementar las ideas que los trabajadores tienen respecto de cómo mejorar la calidad y eficiencia del trabajo, ese trabajo pierde valor y pasa a ser simplemente una actividad plana e irrelevante.
Si en cambio existe una instancia de intercambio de ideas respecto del trabajo, donde la conversación sea efectivamente de ida y vuelta, de escuchar y argumentar, de acoger y construir entre todos, la motivación sube como la espuma de la cerveza, pues lo que se genera es reconocimiento en la acción.
Estamos hablando de relevar las instancias cara a cara, la conversación entre pares y sus jefes. Estamos hablando de un reclamo permanente de todas las organizaciones en que no hay diálogo. Y estamos hablando de algo tan simple como conversar; hacerlo de manera regular, durante un período que permita el desarrollo de las ideas y la evolución del trabajo.
No me queda la más mínima duda: conversar es trabajar, porque conversar es poner ideas en la mesa y llevarlas a la acción cuando se trata de trabajo.

RedINSIDE@Comunicacion1A.com