Vocación, como la escribiría un niño
Así, como sale de su boca, la escribiría. Como la siente en el corazón. Como le pide el cuerpo. Porque prefiere decir una acción antes que una profesión; prefiere ejercer una actividad antes que un título; prefiere darle vida a un verbo antes que a un sustantivo. Si pudiera -si quisiera- acaso explicaría que su “bocacción” no es ser médico, sino curar; no es ser piloto, sino volar; no es ser veterinario, sino proteger a los animales; no es ser comunicólogo, sino entenderse con las personas. Sí, acaso lo explicaría así, con imperdonables errores ortográficos, pero con extraordinario acierto semántico.