¿Cuándo decidimos dedicarnos a esta profesión?
Nos consta que los actuales profesionales de Comunicación Interna son apasionados de esta disciplina. Muchos invierten en capacitación, leen bibliografía especializada, estudian metodologías de vanguardia, investigan casos de éxito, se comparan para mejorar y hacen su labor con tanta motivación que impulsan la disciplina cada vez más alto. El fuerte crecimiento en la cantidad de asistentes a congresos profesionales de los últimos dos años es solo una muestra del entusiasmo que hoy despierta esta profesión. ¿Cómo nace una vocación así?
Se dice que a temprana edad las personas reflejamos nuestras predilecciones y gustos diciendo: seré piloto de avión… seré profesora… seré médico… seré actriz. También se ha dicho que ese sueño infantil es la vocación, porque es como una llamada que impulsa al niño a lograr ese anhelo cuando es adulto. Pero aún cuando ese dicho fuera cierto y la vocación siempre surgiera de un sueño de la infancia, resulta poco probable que esta nueva generación de colegas haya dicho de niño: cuando sea grande seré Comunicador Interno.
Hace apenas dos décadas nuestra profesión era muy poco relevante en comparación al desarrollo que tiene en la actualidad. La Comunicación Interna era una especialidad escasamente reconocida en el ámbito organizacional, lo cual podía comprobarse por el lugar que ocupaba en los organigramas o por los magros recursos que se le asignaban anualmente. Hoy la situación es diferente, los presupuestos crecen año a año y varios departamentos de Comunicación Interna trabajan junto con la alta gerencia e incluso con los accionistas. No son pocos los casos que logran mejoras tangibles para trabajadores y organizaciones aumentando la productividad y generando un impacto concreto en los resultados económicos.
¿Estos nuevos profesionales de Comunicación Interna fueron adivinos de niños? ¿Pudieron presagiar que esta profesión crecería de la manera extraordinaria que creció en tan poco tiempo? No. No fueron magos ni videntes. En los últimos congresos y foros de Comunicación Interna hemos comenzado a consultarlos sobre su vocación a fin de conocer las raíces de ese entusiasmo y profesionalismo que muestran. La mayoría de ellos asegura que de niños hacían referencia a otras profesiones. Muchos decían lo mismo que comentábamos más arriba.
Varios de los actuales Comunicadores Internos, de niños decían que querían ser piloto de avión… profesora… médico… actriz… |
Creemos que una vocación profunda y entusiasta, como la que muestran las nuevas generaciones de comunicadores internos, puede nacer en la infancia, sí, pero las profesiones que enunciaron de niños son palabras que muestran la punta del iceberg de un sueño más profundo. Entonces ¿cómo podríamos visualizar el iceberg completo? El camino que conocemos los comunicadores para acceder a esas bellas profundidades es el de las preguntas. Para conocer el significado profundo de las palabras que son importantes en nuestra vida (por ejemplo: amor, pareja, trabajo, familia, dinero, amistad) debemos estudiarlas, profundizarlas y sobre todo cuestionarlas, hasta extraerles el mayor significado posible.
¿Qué tipo de profesor, médico o actriz queríamos ser? ¿Para hacer qué?¿Para sentir qué? ¿Para obtener qué? A través de esas y otras preguntas similares aparecen respuestas que definen con claridad el profesional que la persona quiere ser, el trabajo que quiere hacer, la emoción que quiere sentir, la contraprestación que quiere obtener… A través del camino de las preguntas dirigidas a sí mismo [“Escuchar-Se”, primera etapa del Modelo 3E aplicado intrapersonalmente] la vocación adquiere mayor riqueza, y en vez de hacerse demasiado puntual y específica, muestra innumerables formas de ejercerla. En algunos casos es posible encontrar que no es una sola sino varias las profesiones que podrían ejercerse para alcanzar el sueño enunciado en la infancia.
En la práctica no son pocos los casos que hemos visto de trabajadores con alta vocación a lo largo de su vida laboral, a pesar de que han cambiado varias veces de oficio, función y puesto. Abogados que ejercieron solo un tiempo su profesión, luego trabajaron en un comercio y finalmente se dedicaron a ser profesores. Taxistas que hicieron muchos trabajos distintos antes de llegar a tener su taxi y afirmar que “les fascina manejar”. Deportistas que hallaron su vocación en la docencia, como profesores de educación física y otros tantos casos similares que muestran que para mantener viva la vocación, los trabajos u oficios pueden cambiar sustancialmente. Lo importante es que el trabajador no cambie esencialmente. Esa esencia, esa vocación personal, el trabajador podría encontrarla en las preguntas que se haga a sí mismo.
Cuando realizamos esas mismas preguntas a colegas de Comunicación Interna hallamos que quienes decían que iban a ser “médico”, a medida que iban respondiendo, dejaban de enfocarse en ellos mismos y comenzaban a hablar de “pacientes”. Al continuar con las preguntas sumaban incluso a los “familiares de sus pacientes”. En el caso de la “actriz” o de la “profesora” sucedió algo similar, dejaron de enfocarse en su propio interés para enfocarse en el “público” o en los “estudiantes”. En otros casos los encuestados dejaron de darle relevancia al “piloto” o al “avión” y empezaron a hablar de “los pasajeros” y de la “tripulación”. En otras palabras, los encuestados mostraban particular interés por los demás.
En nuestra profesión, como en muchas otras, se requiere dedicación, estudio, agudeza, valentía, constancia… Pero una distinción que aparece en varios de los colegas encuestados es el interés por los otros, la empatía hacia los otros, el amor a los otros. La experiencia nos deja la sensación de que nuestros jóvenes colegas han logrado mantener la esencia de su vocación aún cuando no ejerzan la profesión que enunciaron de niños. Sensación que toma mucho sustento cuando se observa la pasión con la que trabajan.
Manuel Tessi
RedINSIDE@Comunicacion1A.com
Twitter: @ManuelTessi